Metodología


La perspectiva metodológica que utilizaremos es la cualitativa por qué:


a) La ciencia no es algo abstracto y aislado del mundo, sino que depende del contexto social, sin el cual es difícil comprender la conducta humana, ya que es dentro de él donde los sujetos interpretan sus pensamientos, sentimientos y acciones. Las reglas y el orden social constituyen las bases de sus acciones;

b) La conducta humana es más compleja y diferenciada que en otros seres vivos, por lo tanto, es imposible explicarla de la misma forma en que se explican los fenómenos en las naturales, y;

c) Las teorías son relativas, ya que cada sociedad actúa con valores propios y éstos cambian con el tiempo. Se deriva de este relativismo el cuestionamiento del criterio de validez universal, el de objetividad y el de cientificidad. Ningún método puede considerarse como definitivo y menos aún como universal. La universalidad no es sinónimo de objetividad (Colas, 1992:49).

Para realizar esta investigación creemos que en un primer momento debemos privilegiar la observación para generar en cada uno de nosotros la actitud del “forastero” que plantea Alfred Schutz que “permite comunicar a los investigadores en formación, la actitud que debe orientar los primeros acercamientos al estudio de la vida social” (Reguillo, 2002:22) y evitar presuponer. Posteriormente necesitamos que los sujetos involucrados nos expliquen el hecho social.

El interaccionismo simbólico plantea que el actor tiene dos figuras, el “yo” y el “mí”, dentro del “yo” esta lo que nos distingue y el “mí” la huella de todo lo social (la cultura), y esto va construyendo un significado dentro de la estructura social. Toda personalidad es una combinación de “yo” y de “mí”. Blumer plantea que un ser humano puede ser un objeto de su propia acción, actúa hacia sí mismo y guía sus acciones hacia otros sobre la base del tipo de objeto que es para sí mismo (Carabaña y Lamo, 1978:165).

Las premisas son: 1. El ser humano orienta sus actos hacia las cosas en función de lo que significan para él; 2. La fuente de ese significado es un producto social, que emana de y a través de las actividades de los individuos al interactuar; 3. La utilización del significado por el agente, se produce a través de un proceso de interpretación propia, que supone autointeracción y manipulación de significados. (Forni, 1998:76-77)

El interaccionismo simbólico se caracteriza por prestar atención casi exclusivamente a la comprensión de la acción social desde el punto de vista del actor. El modelo del determinismo cultural lo ha desarrollado Parsons que concibe la sociedad como un sistema de interacción (Carabaña y Lamo, 1978:171).

El interaccionismo simbólico enfatiza el momento activo del sujeto, evitando la sustancialización en un sistema de normas de la interacción social. La formulación de Blumer: “los participantes encajan mutuamente sus actos, en primer lugar, identificando el acto social en el que se implican; en segundo lugar, interpretando y definiendo la contribución de cada uno de los otros a la formación del acto total. El participante se orienta así, tiene una clave para interpretar los actos de los demás y una guía para articular su acción con la de los otros”. El postulado metodológico de Blumer es que, si el individuo es un ser social y el espíritu un producto de la sociedad, es imposible explicar su comportamiento a partir de las normas y roles socialmente definidos (Carabaña y Lamo, 1978:172).

El interaccionismo simbólico es considerado como una teoría sociológica general, capaz de dar cuenta no sólo de de fenómenos de interpretación y cambio sociales de pequeños grupos, sino también de análisis colectivos (Carabaña y Lamo, 1978:175).

En este punto es importante señalar que ya tuvimos ese primer acercamiento de observación y podemos decir que:

“El silencio es notorio al llegar a la colonia La Malinche, observamos que está establecido un refugio con techo de lona, donde se encuentran cuatro sujetos mayores y una niña, que lo han acondicionado con mesas, sillones, utensilios de cocina, un refrigerador y un librero. Se encuentran cocinando, huele a pollo y nopales. En el lugar hay muchos carteles con leyendas. Una camioneta como punto de vigilancia cuida quien entra y sale. Para que nos permitieran acceder y tomar fotos nos identificamos. Alrededor hay casas en pie, otras semi-destruidas y unas reducidas a escombros; al interior de una de ellas encontramos agujeros en el techo, en el piso, el caminar se hace difícil; algunas están cercadas con vallas metálicas y enrejados; hay graffitis y mantas, la palabra más común es el “no”. A lo lejos vimos la loma del cerro donde faltan arboles. Al regresar al refugio dos sujetos más habían llegado con dos niños.”

Para esta investigación nos interesa la interpretación de una parte de ese hecho social, ya que se podrían abordar demasiados temas, nosotros lo limitaremos a la transformación de la identidad de la comunidad de La Malinche como consecuencia de la construcción de la Supervía.

En la parte metodológica llevaremos a cabo entrevistas a los integrantes del plantón que representan a la colonia La Malinche ubicado en la calle Rosa Sur y que pertenecen al Frente Amplio Opositor a la Supervía.

La entrevista profunda (Ruiz, 2003:165-189), es la que utilizaremos, porque es en la cual el entrevistado y entrevistador tienen una conversación de preguntas y respuestas, mediante un proceso de interacción, captando significados e influencias personales tanto biológicas, culturales, sociales, así como conductuales por las dos partes. Esta entrevista es la experiencia transmitida al investigador a través de la conversación con otro actor social, buscando encontrar lo importante y significativo en la mente del informante, tratando de obtener que el individuo transmita oralmente su definición personal de la situación.

Una entrevista sin guión no es productiva, por eso utilizaremos una entrevista no estructurada:

a) La entrevista pretende comprender más que explicar, busca minimizar el significado, adoptando el formato de estímulo, sin esperar la respuesta objetivamente verdadera, sino subjetivamente sincera, obteniendo frecuentemente respuestas emocionales, pasando por alto la racionalidad.

b) El entrevistador formula preguntas sin esquema fijo de categorías de respuesta, controlando la entrevista en función de las respuestas, altera el orden de la preguntas, con frecuencia improvisa el contenido y las formas de las preguntas, establece un relación entre familiaridad y profesionalidad y adopta el estilo de oyente interesado pero no evalúa las respuestas.

c) El entrevistado recibe un conjunto de preguntas planteadas, el orden y formato puede modificarse.
d) Las respuestas son abiertas por definición, sin respuestas preestablecidas; son grabadas conforme a un sistema de codificación (video).
Mediante el Interaccionismo simbólico, se busca que la entrevista conciba al entrevistado, como una persona que constituye sentidos y significados de la realidad ambiental, entendiendo la realidad a través de creencias y valores, desarrollado por él para interpretar los sucesos del mundo. Nos debemos acercar con el entrevistado, partiendo de cuestiones amplias, las preguntas se deben ir encadenando temáticamente imponiendo una estructura cada vez más sólida.

Al delimitar el campo donde se va a realizar la recolección de información nos ayudara para así comprender en buena medida la prospectiva de la investigación, ya que tenemos que explicitar los límites no solo conceptuales, sino también empíricos de nuestro trabajo, a través de la trasformación de los datos de sentido común a una mayor elaboración conceptual. Concebimos al campo en dos cuestiones fundamentales: el ámbito físico o “unidad de estudio” y el segundo plano donde consideramos a los sujetos de estudio o “unidades de análisis.” Aun cuando el campo ya esta acotado en la concepción del investigador, en los conceptos teóricos que emplea y el objeto de investigación (Guber, 2004).

La información que vamos a requerir no se recogerá en un par de jornadas, ni de una sola fuente, sino que se obtendrá a lo largo de varios periodos y recurriendo a diversos informantes, para poder de esa manera encarar una misma problemática desde diversos ángulos y aéreas de interés, esta información tiene que ser lo más completa posible, extendiendo incluso los primeros intereses del investigador.

La elección de la unidad de estudio incluye entonces precisar que partes de la gran unidad se profundizan así como que otras unidades de estudio alternativas o complementarias a la unidad central estudiar. Ya que en el trabajo de campo se van descubriendo conexiones no previstas entre unidades que aparecen desvinculadas, otro criterio que puede operar en la selección de más de una unidad es el uso de un enfoque comparativo, ya que la realidad se expresa de modos diversos y por supuesto algo desordenado.

En primer plano es imposible dar exactamente el nombre y apellido de los informantes que serán requeridos, pero se puede obtener y establecer  un número aproximado de cuantos informantes o agrupamientos que compondrán el universo de informantes o muestras, considerando que la muestra es el conjunto de individuos o grupos sobre los que se efectúa una investigación y la mediciones correspondientes

Por lo que consideramos directamente como universo de informantes o muestra a los actores en concretos que contamos en la investigación para poder ir definiendo las categorías relevantes para el mundo social de los actores a medida que se lleva a cabo el trabajo de campo y el conocimiento de los grupos sociales conforme a los sentidos y las relaciones sociales de los informantes.

Además de los grados de apertura y conflictividad de los grupos en cuestión la definición o elección de ciertos tipos de muestra tiene que ver con la especificidad de la investigación antropológica: los sentidos propios del actor que el investigador busca reconocer, identificar, construir. Por lo tanto la selección del universo de informantes y del tipo de muestra es en definitiva, parte del proceso general de conocimiento y responde a los objetivos e intereses que plantea el investigador.

Estas muestras han sido clasificadas como probabilísticas y no probabilísticas: las primeras son aquellas en la cuales por medio de ciertos procedimientos matemáticos, cada individuo tiene básicamente las mismas posibilidades que las demás de ser elegidos para integrarla, el principal aporte a las muestreas probabilísticas reside en la posibilidad de generalizar los resultados de una encuesta al resto de la población con especial referencia a la distribución de frecuencias. Dentro de este grupo se distinguen la muestras de azar, las sistemáticas, las intervalo regulares y las estratificadas, pero resulta insuficiente emplear este tipo de  muestra para comprender la dinámica social, modos organizativos, sentido por lo que se orientan sus miembros, es por ello que dentro de este trabajo no se requerirá este tipo de muestra ya nos interesa comprender la orientación de los miembros de la colonia la Malinche por lo que utilizaremos la no probabilística.

Esta muestra se establece con la autoselección de los informantes en las llamadas muestras de oportunidad, en que un individuo se ofrece a dar información incluso llega a colaborar con la captación de información. En estas muestras la ocasión y la eventualidad la oportunidad del encuentro y el carácter bien entre el informante y el investigador son un requisito importante a partir del cual el investigador podrá seguramente aplicar otros criterios de sistematización, los marcos de la elección están definidos por criterios sumamente flexibles y se van vinculando conforme avance la investigación la comunicatividad con los informantes, la claridad y la amplitud de la mirada del investigador, ya que en ocasiones los informantes no son tan precisos es por ello que debemos de tener en cuenta, cuales son aquellos atributos social y culturalmente relevantes y cuáles no lo son.
Esta investigación será guiada por informantes ya que tienen un valor asignado a sus prácticas y verbalizaciones en la investigación y en el trabajo de campo. El informante va ser aquel que proporciona alguna información al investigador  y que es considerado también el portador información que puede reducirse a un conjunto de patrones asimilables a la sociedad total y a la cultura real.

Tanto desde el positivismo como desde el interpretativismo, el informante es visualizado como portador y como síntesis total de su sociedad; esta aparece como externa a él.

Se concibe al informante como:
  • Un sujeto constreñido por la sociedad y la cultura y que, por lo tanto, no desempeña ningún papel constructivo en el proceso histórico del cual aparece como mero ejemplar, como agente mecánico de determinaciones ajenas a su voluntad;
  • Un individuo que pueda suministrar datos de manera directa y no mediada, pues es él portador de su cultura y de sus pautas sociales.
El informante expresa las pautas en sus verbalizaciones y practicas; el investigador no tiene más que escucharlo y observarlo para dar cuenta de la realidad desde la perspectiva del actor. En consecuencia, un buen informante es aquel que dice la verdad, que refiere las cosas tal cual son. Lo que hace y dice el informante no es ni puede ser una descripción global ni mucho menos la descripción teórica de lo real. Ningún informante, por más especializado que sea, puede dar la información total sobre un acontecimiento, un campo de actividad, etc. Complementariamente, la descripción y explicación del informante no sustituyen la explicación del investigador, la fundamentan, la ponen a prueba, la especifican.

El informante es parte activa de un proceso social que lo determina pero al que, a su vez, contribuye activamente. Este participa de lo social desde un lugar determinado; sus impresiones no pueden homologarse a la construcción del investigador; por la otra, el proceso social se manifiesta en prácticas y discursos sujetos a constantes reformulaciones y re-significaciones, que resultan, a su vez, de varios factores: la experiencia histórica grupal, la posición en el eje hegemonía/subalternidad, la situación concreta en que se manifiestan dichas prácticas y discursos, etc. Estos y otros factores intervienen en los aspectos comunicados por el informante, mediatizando, una vez más, la indirecta relación entre información obtenida en campo y producción de datos por parte del investigador.

Algunas corrientes ha definido al informante como un guía o maestro del conocimiento de otras culturas. Desempeñando la función de un docente que enseña a concebir, según sus categorías y conceptos, lo que sucede alrededor y como se estructura su mundo social; enseña que y como pensar lo que, al principio, le resulta inexplicable al investigador.

Pueden distinguirse informantes ocasionales e informantes centrales. Aunque cualquiera pueda proporcionarnos información valiosa en encuentros que difícilmente se repitan, las posibilidades de profundizar dicha información serán sustancialmente diferentes en uno y en otro caso. También, el desarrollo de un mínimo nivel de confianza que permita corroborar ciertos datos, extender la muestra a nuevos contactos y ratificar verbalizaciones obtenidas en otro contexto es cualitativamente diferente entre informantes de uno u otro tipo. Sin embargo, los informantes centrales presenta también algunas limitaciones; la más importante es establecer un vinculo de excesiva dependencia y construir una versión que replique el sentido común de este tipo de informantes.

Referencias:

- Carabaña, J. y Lamo, E., (1978). La teoría social del interaccionismo simbólico: análisis y valoración crítica. Madrid: Reis.

- Colás, M., (1992). Los métodos de investigación en educación. Sevilla: Alfar.

- Forni, P., (1998). Las metodologías de George Herbert Mead y Herbert Blumer. Similitudes y diferencias. En: POSTData, No. 3-4. Recuperado de www.revistapostdata.com.ar el 03 de abril de 2011.

- Guber, R., (2004). “¿Adónde y con quienes?” en El salvaje metropolitano. Reconstrucción del conocimiento social en el trabajo de campo. Paidos: Buenos Aires, [99-125].

- Guber, R., (2004).El informante, sujeto de la investigación” en El salvaje metropolitano. Reconstrucción del conocimiento social en el trabajo de campo, Paidos: Buenos Aires, [127-145].
- Ruiz, J., (2003). Metodología de la investigación cualitativa. Bilbao: Universidad de Deusto.

- Vasilachis, I., (2007). “La investigación cualitativa” en Estrategias de investigación cualitativa. Gedisa: Buenos Aires, [23-64].