“El silencio es notorio al llegar a la colonia La Malinche, observamos que está establecido un refugio con techo de lona, donde se encuentran cuatro sujetos mayores y una niña, que lo han acondicionado con mesas, sillones, utensilios de cocina, un refrigerador y un librero. Se encuentran cocinando, huele a pollo y nopales. En el lugar hay muchos carteles con leyendas. Una camioneta como punto de vigilancia cuida quien entra y sale. Para que nos permitieran acceder y tomar fotos nos identificamos. Alrededor hay casas en pie, otras semi-destruidas y unas reducidas a escombros; al interior de una de ellas encontramos agujeros en el techo, en el piso, el caminar se hace difícil; algunas están cercadas con vallas metálicas y enrejados; hay graffiti y mantas, la palabra mas común es el “no”. A lo lejos vimos la loma del cerro donde faltan arboles. Al regresar al refugio dos sujetos más habían llegado con dos niños (LG).”
2/6/11
Diario de campo
“El silencio es notorio al llegar a la colonia La Malinche, observamos que está establecido un refugio con techo de lona, donde se encuentran cuatro sujetos mayores y una niña, que lo han acondicionado con mesas, sillones, utensilios de cocina, un refrigerador y un librero. Se encuentran cocinando, huele a pollo y nopales. En el lugar hay muchos carteles con leyendas. Una camioneta como punto de vigilancia cuida quien entra y sale. Para que nos permitieran acceder y tomar fotos nos identificamos. Alrededor hay casas en pie, otras semi-destruidas y unas reducidas a escombros; al interior de una de ellas encontramos agujeros en el techo, en el piso, el caminar se hace difícil; algunas están cercadas con vallas metálicas y enrejados; hay graffiti y mantas, la palabra mas común es el “no”. A lo lejos vimos la loma del cerro donde faltan arboles. Al regresar al refugio dos sujetos más habían llegado con dos niños (LG).”
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